domingo, 29 de marzo de 2009

Las ovejas y el pastor

Resulta curioso ver un rebaño de ovejas por el campo, dispersas.......,de repente un silbido, un ladrido de perro y.....todas las ovejas juntitas, sin quejarse.
Quizás eso es lo que pasa con la publicidad. Las empresas son los pastores, el perro la publicidad y los consumidores las ovejillas sumisas.
Las empresa se deben valer de silbidillos, es lícito. Esos silbidillos deben estar regulados, es evidente.
Las ovejas, en este caso los consumidores, no están obligados a seguir el silbido. Aquí está el problema. Los consumidores deberían tener personalidad propia ( me compro una marca porque me gusta y puedo, no porque me da prestigio, o porque así me aceptarán mejor, o porque....)
La publicidad tiene tanto poder porque el consumidor así lo ha decidido, en parte.
Vivir para los demás es, muchas veces, falta de personalidad, de opinión propia, de falta de confianza, de....
La publicidad distorsiona, pero ella sola no.

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