domingo, 7 de febrero de 2010

MAR TURQUESA II

El senor Gelices llevó a la inspectora Roig a su despacho, ya que ésta le había dicho que quería hacerle unas preguntas en un lugar un poco más tranquilo que el salón principal de la casa.
El despacho era un lugar sencillo a la par que elegante, todos los muebles eran de madera maciza, y por la suave capa de polvo que había sobre mesa y estantería podía pensarse que la habitación llevaba sin usarse varios meses. Frente a la puerta se hallaba un sofá en el que el señor Gelices, tras llamar a una chica del servicio, que se había incorporado después del inesperado incidente , y pedirle que le quitase el polvo, pidió a la inspectora Roig que se sentara, cuando ésta se hubo sentado él hizo lo mismo.
La inspectora le preguntó si esa casa era entera de su propiedad o compartía la propiedad con sus hermanos. Éste le contestó:
- Al morir mis padres la casa la heredamos los cuatro hermanos, pero como resultaba muy cara de mantener pasó a ser entera de mi propiedad por ser yo el único que disponía de una fortuna para poder hacerme cargo de ella. Pero al llegar el verano toda la familia se reune y los gastos corren de mi cuenta.
- ¿ A qué se dedican sus hermanos?- le preguntó la inspectora Roig.
-Miguel tiene una empresa de helados, Rogelio se dedica al periodismo y Marcel es profesor de Tecnología en un instituto de Secundaria en Barcelona.
- ¿Están casados sus hermanos?- dijo la inspectora.
- Sí. Miguel tiene mujer y cuatro hijos ya mayores, Rogelio tiene mujer pero no hijos, y Marcel tiene dos hijos adolescentes de su primera mujer y un bebé de pocos meses de su nueva pareja.
- ¿Y no es difícil la convivencia veraniega?- añadíó la inspectora.
- Bien, en realidad raramente coincidimos todos, únicamente el 15 de Agosto nos reunimos para recordar a mamá, cuyo nombre era María.
- ¿Tiene idea de quién es la muchacha que yace muerta en uno de los balcones de esta casa?
- No, aunque es difícil adivinar quién es por el estado tan lamentable en que se halla el cadáver, no tengo relación con personas tan jóvenes.
En ese momento el sargento Álvares entró en el despacho e informó a la inspectora de que el juez ya había ordenado el levantamiento del cadáver y ahora era trasladado a Gerona para practicarle la autopsia.
La inspectora Roig dio por terminada la conversación con Javier Gelices y salió de la casa acompañada del sargento Álvarez.
Éste cuando la acompañaba hasta el coche le informó de que habían encontrado el bolso de la joven y que en el monedero estaba el DNI , según la documentación la mujer se llamaba Isabel Broto Argemí, era natural de Terrassa y tenía treinta años. Ademas en el bolso habían encontrado dos o tres botes de productos cosméticos que sólo venden en Mercadona. La inspectora pensó que como mínimo ya conocían la identidad de la joven, si es que esa documentación pertenecía al cadáver...
Cuando la inspectora abandonó la pequeña localidad costera el sol había empezado ya a ocultarse y en el horizonte se apreciaba ese tono rojizo que luce el sol en los atardeceres de pleno verano. Iba pensando que resultaba totalmente imposible que iniciara sus vacaciones mañana, ya que todavía no había averiguado nada de ese crimen que de alguna forma implicaba a una familia tan importante como los Gelices. Les diría a su marido y a su hija que partieran mañana hacia Cangas de Onís y que ella se reuniría con ellos una semana después.
Cuando aparcó el coche frente a su domicilio pensó con rabia que iba a desilusionar a su familia ya que cuando les comunicara que de momento no iba a ir con ellos, su hija empezaría a llorar y su marido se encerraría en un mutismo que la martirizaría más que el llanto de Julia, su única hija.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta tu estilo, ya lo sabes, y hay algo que me ha llamado mucho la atención. Una mujer que viste "Desigual" y al mismo tiempo usa productos de "Mercadona". ¿Quería aparentar algo que no era?

Espero con impaciencia el siguiente capítulo,

Siro

Chuu~!