martes, 16 de febrero de 2010

MAR TURQUESA III

Los padres de la trágicamente desaparecida Marta vivían en uno de esos bloques anodinos de un barrio de clase media de la soporífera ciudad de Terrassa.
La inspectora Roig llamó a la puerta D del tercer piso del inmueble y poco después abrió una joven de unos veinticinco años que se identificó como la hermana de Marta, ésta acompañó a Inmaculada Roig hasta el comedor, donde en un confortable pero raído sofá se encontraban los apenados padres de la difunta. La inspectora, tras ofrecerles el pésame por la pérdida de su hija, pasó a formularles algunas preguntas sobre cuándo había abandonado Marta el domicilio familiar . Éstos contestaron que hacía cinco años que su hija se había ido a vivir sola, tras aprobar las oposiciones y compararse un piso en Cerdanyola, ciudad en la que tenía la plaza. Una vez la inspectora se cercioró de que los señores Broto no habían visto a su hija desde el domingo anterior en que fue a comer con la familia, les pidió unas llaves de la casa de Marta y se dirigió hacia allí.

Al abrir la puerta de aquel coqueto piso le pareció estar en una exposición de IKEA en pequeño, toda la decoración rendía tributo a esa marca escandinava, pues el dormitorio aunque era espacioso tenía la cama casi en el techo, la entradita estaba llena de zapateros de plástico de un rojo sangre, el comedor contaba con las famosas estanterías blancas a juego con un sofá negro sin patas y una inmensa alfombra que cubría toda la estancia. En una mesita baja había unas cuantas fotos de la difunta, una joven de una enigmática belleza, con numerosos acompañantes masculinos, pero ninguno femenino. Las mujeres huyen de las chicas demasiado guapas - pensó.
Se dirigió al dormitorio y abrió el armario. En el interior encontró dividido los compartimentos de ropa de invierno y ropa de verano. No dejó de sorprenderse al comprobar que las prendas de las que disponía la joven era de marcas muy caras y pensó que el sueldo de una profesora no podía dar para esos lujos, al no ser que lo único que hiciera fuera vestir y prescindiera del resto de necesidades, cosa harto improbable. Ya iba a cerrar el armario, cuando de entre unas toallas que parecían sin estrenar se deslizó un anuncio publicitario de la empresa del señor Gelices. El hecho en sí no tenía la menor importancia, ya que era muy común encontrar ese tipo de anuncios, lo que sí era cuanto menos llamativo es que Marta hubiera guardado con tanto empeño esa publicidad.

Al cerrar la puerta del piso, la inspectora tuvo el presentimiento de que por alguna razón que todavía no alcanzaba a adivinar el señor Javier Gelices le había mentido.
Es por lo que tras dejar atrás Cerdanyola, dirigió de nuevo sus pasos hacia el bonito pueblo costero donde había aparecido el cadáver de Marta Broto. Como ya era día uno de Julio, supuso que en el chalet de los Gelices ya debería haber alguien veraneando.

Llamó a la puerta y le abrió la misma asistenta que había conocido el día anterior, al preguntarle si estaba el señor Gelices, ésta le dijo que sí y la hizo pasar al salón. Cuando penetró en la estancia comprobó que aquel señor distinguido y vestido de una forma desenfadada con un estilo demasiado juvenil , no era Javier Gelices, sino su hermano pequeño, Marcel Gelices.
Éste se levantó, le dio la mano y la invitó a que tomara asiento, además de preguntarle si deseaba tomar algo. La inspectora le dijo que desearía beber una crema de Whisky muy fría. Tras ser servidos por la asistenta, Marcel le dijo a la inspectora que él, al contrario que su hermano Javier, sí conocía a Marta Broto, con la que había hecho un cursillo sobre "Competències Bàsiques"dos años atrás. Ante la sorpresa de la inspectora, Marcel añadió que no era tan extraña esa coincidencia si tenemos en cuenta que él también trabajaba en un IES de Cerdanyola.
Tras haber bebido su copa la inspectora le preguntó a Marcel que cómo conocía el nombre de la muchacha que había aparecido muerta en uno de los balcones del chalet. A lo que éste respondió de forma divertida:
- Inspectora, ¿Usted no ve la tele?. La noticia la ha aparecido hasta en "Sálvame de luxe".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien, no puede permitirse semejante cantidad de ropa cara pero aún así la tiene, en cambio no duda en usar productos cosméticos de Mercadona... Estoy flipando... xD A ver cómo le sigues dando vueltas, que la cosa se pone interesante.

Un beso,

Siro

P.D.: Has cometido un error al teclear, cuando dices "tras comprarse un piso en Cerdanyola" has escrito "compararse".

Anónimo dijo...

Yo creo que lo de las "competències bàsiques" esconde algo oscuro y sobrecogedor...