domingo, 6 de julio de 2008

Adecuarse al contexto

Cada vez resulta más difícil la adecuación al contexto porque se ha puesto de moda quizá lo contrario. Hoy en día hay muchos programas televisivos que se han dedicado a hablar con el discurso propio de un garrulo, de modo irónico, claro está, pero las personas poca cultivadas no advierten la ironía sino que interpretan el hecho como" por fin está de moda ser como yo". Es esto lo que ha llevado a que infinidad de seres humanos no adecúen su discurso al contexto. Asi estamos hartos de comprobar como en programas tipo "Gran hermano", se expresa el gusto o el disgusto ante determinado hecho con estas dos frases tan poco elegantes y tan carentes de matices: si algo agrada, se dirá es de "puta madre" y, si algo desagrada, "me da por culo, tío".

Con este panorama cuando los profesores de Lengua tocamos el tema en clase el alumnado nos observa como diciendo tú ya puedes cantar misa que yo seguiré actuando según los modelos que la televisón y la calle me ofrecen, que es el discurso que está de moda y que además es mucho más fácil de llevar a la práctica. De cierta forma eso explica como periodistas muy jóvenes al realizar alguna entrevista improvisada utilicen una expresión lamentable o se dirijan a una anciana como la Duquesa de Alba con unos modos como si ésta tuviera quince años y fuera su vecina del quinto. Sin embargo, la chabacanería no está sólo en el ámbito de los medios de comunicación, sino también en ocasiones podemos encontrarla en el ámbito de la Educación, ya que ciertos profesores para congraciarse con sus alumnos hacen uso de esta forma de expresión, y claro así van las cosas confundiédose el culo con las témporas.

Sin embargo el gusto por lo vulgar no se circunscribe únicamente al lenguaje, otro campo donde en aras de la comodidad se ha desterrado el buen gusto es en el modo de vestir. Muy a menudo al llegar el verano, salvo que la empresa lo impida, el personal empieza a llegar a su lugar de trabajo como si fuera a la playa, y se empiezan a ver tipos que en invierno van de modo correcto enseñando las piernas, ya que es necesario llevar pantalón corto. Quizá los únicos que hayan adoptado un uniforme de trabajo sean los animadores culturales, pues llevo años sin ver a ninguno que no lleve pelos de medusa (rastas) y pantalones de labriego árabe. A lo mejor es que para ser alternativo haya que parecerlo...

Creo que el buen gusto y la elegancia van desapareciendo poco a poco y todo se vulgariza hasta los viajes, ya que ahora puedes visitar lugares que hace 50 años estaban al alcance de muy pocos, pero en unas condiciones pésimas, sin degustar el lugar sólo pegándote un atracón en pocos días lo que acaba llevándote a echar de menos tu salita de estar y tu televisión...

Ana Ozores

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo firmemente en la personalidad de cada uno, y en el desarrollo de la misma sin que se vea afectada por factores externos, pero la mayoría de veces es inevitable. Personalmente, suelo usar camisas y tejanos, algo normal. Sin embargo, muchas veces veo que me miran con cara rara si no llevo camisetas interiores por fuera o mechitas rubias en el pelo. Cada uno se viste como le da la gana, pero hay que saber adecuarse al lugar al que vas, y no arrastrar de otros países ése estilo de algún modo extraño, que puede bien agradar o provocar rechazo. Y en cuanto a las maneras, pues es tal vez más inevitable. Hace un par de días, mi sobrina me miró y me dijo "puto". Tiene 1 año y unos meses, y me dijo "puto". Y va a la guardería, donde las profesoras le dijeron alarmadas a mi hermana que lo había aprendido por que una compañera se había dedicado a decirlo a todos sus amiguitos. Una compañera de 2 años con padres excesivamente jóvenes que no se dan cuenta, o simplemente les da igual, que su hija tenga esos modales. Al final del día, todos los niños, de entre 1 y 3 años, estaba diciendo "puto" como si hicieran gracia. ¿Qué estamos, en un mundo de locos en que los tacos y las malas palabras son el pan de cada día? Creo que en un momento de enfado o cachondeo puedes soltar alguno que otro, pero no soltar 3 tacos cada 5 palabras. Al fin y al cabo, somos humanos y sabemos comportarnos... ¿o no?

T. Siro

Gemma dijo...

Totalment d'acord!
A més, penso que el problema va més enllà de saber adequar-se al context. Tristament, la uniformitat mediocre que s'està potenciant i instaurant a molts àmbits, no només el lingüístic o del vestir, és un mal inherent a la societat moderna.
I si vols lluitar contra això, et sents observat com un bitxo raro i segurament ets titllat de prepotent i arrogant... Que trist, oi?
S'agraeix sentir veus que lluiten i criden contra aquestes modes "chabacanes". molt ben fet!

Gemma dijo...

A veure si entre tots fem una llista de què vol dir anar a la moda "chabacana". Le smeves aoprtacions:

-Comentaris de l'estil "no em ratllis" o dels que dius al post.
-Menjar xiclet amb la boca oberta.
-Ensenyar els "michelins" a ple hivern.
-Calçar xancletes del dit gros (hawaines, es diuen?).
-Passejar per la Rambla en xandall.
-Sortir a celebrar alguna cosa important al McDonalds.
-...

Continueu?

Anónimo dijo...

Al hilo de lo que se explicita en el texto en lo referente a aquellos profesores cuyo registro lingüístico no se ajusta a lo que debería ser propio en la relación docente-discente, es significativo que este hecho es cada vez más común y, como casi todo lo que es cada vez más frecuente, coincido con Ana Ozores en que no es lo más conveniente.
Es difícil convencer de esto a aquellos que consideran lo contrario. Muchos profesores pensamos que, en la mayoría de ocasiones, la confianza con nuestros alumnos ayuda en la tarea diaria de orientarlos hacia una mejor vida futura. Conseguir esa confianza justificaría para muchos la relajación que se observa a veces en el uso pobre de la lengua.
Ahora bien, nunca hemos de olvidar que una de nuestras funciones, quizás la esencial en determinados ambientes de marginalidad, es la de ejercer de modelos lingüísticos o incluso modelos de comportamiento, ya que es probable que en muchos casos seamos los únicos referentes con nivel cultural reconocido a los que tengan acceso nuestros alumnos.
Hemos de intentar que el contexto educativo sea merecedor de un rango que en cierta medida se ha perdido. Es la única manera de que ellos también lo valoren como merece.

Anónimo dijo...

Herminia!!
Perdona las faltas de ortografia, pero es que los teclados ingleses no tienen acentos ni "enyes".
Un beso des de Irlanda :)

L&P