No hay nada peor que los progres maduros cuando tienen en sus manos la dirección y educación de los jóvenes. Aquellos de la generación "prohibido prohibir"educan a los adolescentes como si fueran niños de guardería. Esto implica , por una parte, no responsabilizarlos de nada, y, por otra, someterlos a un régimen casi carcelario, donde se mea cada tres horas y no se abandona la clase hasta la hora del recreo.
Con este modo de actuar se consigue lo contrario de lo que se persigue: cuando el alumno se sabe lejos de la vigilancia actúa como un auténtico cafre.
domingo, 17 de enero de 2010
El muro
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1 comentario:
Y hasta los más recataditos acaban por perder la paciencia y muerden.
Un saludo,
Siro
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